Se nos ha ido Antonio Gracia i José (Pierrot como le gustaba ser llamado). Tuve la mala fortuna de conocerlo demasiado tarde (cuando la enfermedad lo estaba devorando) y no pude disfrutar como me habría gustado de su educada, amena y enriquecedora charla.
Pierrot fue un avanzado a su época y nadó a contracorriente en un mundo que (ese sí) nadaba a contracorriente. De su vida y de su arte ya han hablado otros con mejor criterio que el mio, así que para no decir nada nuevo permanezco callado.
Coincidimos grabando unos programas, en el injustamente desaparecido programa de televisión "Misteris amb Sebastià D'Arbó", sobre Enriqueta Martí, esa vampira que atemorizó Barcelona a principios del siglo XX. A esa vampira debemos el placer de habernos conocido (una de las pocas cosas buenas que hizo esa asesina), los dos habíamos escrito sendos libros sobre esa enigmática mujer; "Los diarios de Enriqueta Martí" él, "El misterio de la calle Poniente" yo.
La simpatía mutua que nació ese día no fructificó en nuevos encuentros pero si en largas conversaciones telefónicas (Pierrot casi no salía de casa y pasaba las horas acompañado de recuerdos que sus años de artista le habían deparado).
Pierrot pintor, Pierrot novelista, Pierrot actor, Pierrot cantante... Hemos quedado huérfanos de un artista.
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